Panza de burro
Este libro relata la historia de dos niñas entrando en la adolescencia, que refleja la Canaria profunda, rural.
Sin embargo, a pesar de que ha sido escrito en 2020, pareciera que ha sido escrito desde hace muchos años.
Tiene un tiempo lento, un tiempo de verano, en el que los días transcurren todos iguales, en el que las niñas van descubriendo emociones y sentimientos, y en el que el tránsito de la adolescencia, sucedía sin la mirada atenta de los adultos, ocupados en las tareas del hogar, y en las tierras, y en donde el tiempo se invertía en sobrevivir, y en intentar prosperar en una isla en la que la construcción y el turismo, casi se convierten en un nuevo modo de vida, alejado de la forma de vivir de nuestros antepasados. Donde los niños participan en el trabajo de las tierras y en el doméstico como parte del día a día. Un tiempo en el que las creencias populares místico-religiosas forman parte de la vida.
Relata en manos de su amiga, la historia de Isora junto con la suya propia. Isora, cuyo nombre significa “acantilado” en guanche, se asoma a un mundo nuevo, arriesgándose en el borde de ese abismo, en el que desea experimentar, “probar un fisquito”, y donde de ella “tan echadita palante” está condicionada por su realidad familiar, una abuela que la obliga a ponerse a dieta, una madre que se había suicidado, una realidad personal en el Tenerife más rural, con una soledad en la que su amiga “shit”, la acompaña en sus fantasías y anhelos. Su deseo, ir a la playa, sin embargo no encuentra quien las lleve, y consiguen hacer de cada día una aventura, sin apenas medios, con momentos de risas, de aburrimiento, de despertar sexual, y de fricciones surgidas de la amistad, donde la imaginación, consigue sacarlas de su circunstancia. Relata una infancia y adolescencia donde intuitivamente las niñas fueron descubriendo el mundo a través de la cotidianidad.
Isora siempre un paso por delante “tan echadita palante, “tan segura de todo“. Shit la sigue en todo, se convierte en su referente.
Shit relata la relación de Isora con la comida, las purgas a las que se somete.
Las abuelas también juegan un papel fundamental en el libro, crecieron en años donde aún no existían las comodidades, donde la mujer pasaba el día en las tierras, donde no existían derechos, mucho menos para las mujeres, y donde se paraba solo para dormir.
Leer el libro me lleva a reflexionar en lo cerca que nos toca su relato, y lo lejano a la vez, pues en la infancia actual no hay tiempo lento. Asistimos a un tiempo rápido, donde todo se consume. Un tiempo en el que el aburrimiento se convierte en un fracaso, pues el tiempo actual debe ser productivo. Asistimos como espectadores en las redes sociales como si de una película se tratara, a la vida en directo, donde se nos muestra cómo debemos vivir. Esos veranos eternos, dan paso a un planing de actividades sin espacio para “no hacer nada”, bajo la mirada atenta y la exigencia de los adultos.
Este libro también es el relato de una pérdida, la de dejar atrás la infancia, y la pérdida del referente de Shit que da paso a la soledad.
Por último, añadir que el habla canaria, no nos resuena a todos de la misma manera. Cada persona interpreta las palabras en función de las vivencias de cada uno, y estas están más cerca del mundo rural que el de ciudad. El libro está plagado de expresiones y de significados muy particulares de las palabras, como las que utiliza Isora en referencia a su amiga y a su abuela, dos personas de especial relevancia para ella, a las que llama con dos palabras Shit y bitch que son insultos, sin embargo a pesar de ello no nos transmiten lo mismo en el libro.
Mónica Marrero,
Simpatizante en Las Palmas de Gran Canaria
monicajuan71@yahoo.es