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Estafa del malentendido, infierno de la interpretación

Jesús Sebastián

El contexto del psicoanálisis como práctica, en su dimensión de oficio, es, señala Jacques-Alain Miller, la civilización y su estado de malestar. Desde esta perspectiva la cuestión de “lo que hablar quiere decir” apunta a la posibilidad de que el psicoanálisis pueda mantener su oferta, incluso a contracorriente del «movimiento del mundo»1 :«la experiencia enteramente original de una práctica no consensuada, que introduce una brecha en un mundo en el que imperan los instructores de la vida interior»2. En esa experiencia el sujeto está en tanto incomparable, incluso «de una sesión a otra»3.

Se trata, pues, de una cuestión acerca de los fundamentos de la práctica analítica que ya Freud se planteó y que Lacan actualizó: cómo es que hablar en el dispositivo analítico pueda afectar lo real del síntoma. En 1955, Lacan aborda la cuestión exactamente en los términos de nuestras Jornadas, ya que se interesa por la función de la palabra a partir de ce que parler veut dire, y plantea que «(…) la locución misma en que la lengua recoge su intención más ingenua: la de entender lo que “quiere decir”, dice suficientemente que no lo dice»4.

Jacques-Alain Miller ha mostrado los diferentes modos en los que Lacan declina lo que hablar, particularmente en la experiencia de un análisis, quiere decir; lo que dice, y lo que no dice ni puede llegar a decir, subrayando la radical inadecuación entre lo real y lo mental, entre la palabra y lo real, a la vez que la imposibilidad de resolver, de terapeutizar, dicha inadecuación. Eso implica que, si hablar puede querer decir la verdad, «de lo real solo se pueda no decir la verdad, solo se pueda mentir»5. Quizá se pueda, dado el caso, decir «la satisfacción que se logró extraer del modo de gozar»6.

Es lo que implica que el ser del humano se constituya a partir del hecho de hablar y ser hablado, de tener un cuerpo hablante. Lacan lo llamó parlêtre, que es, me parece, la manera más rigurosa y más acertada de localizar la humanidad del humano, el “humus” del humano. Christiane Alberti señala que si Lacan habla de vínculo7 social, y no simplemente de vínculo de lenguaje, para definir el discurso como el lazo entre los que hablan, es porque «son cuerpos hablantes los que están concernidos y no simples significantes». Ese lazo «está ligado a la producción de las palabras. Está hecho de restos arqueológicos sobre la base de una acumulación de materiales de lenguaje, fragmentos de discurso, tierra, desechos, residuos que constituyen el humus humano»8.

Si hace quince o veinte años la preocupación terapéutica empujaba al psicoanálisis en una dirección que entrañaba el riesgo de desaparecer como tal9,en la actualidad es más bien lo humano mismo lo que parece hacer impasse para el futuro de la civilización. Ahora se trata, al parecer, de curar al humano de su enfermedad intrínseca como parlêtre, curarlo de los efectos del lenguaje.

Se trata de un rechazo al inconsciente muy radical que se presenta bajo diferentes modalidades: la creencia del estado en la salud mental y su concreción en las políticas de la felicidad10; el rechazo al pathos, que se anuda a la experiencia de la vida del humano, el reclamo de la despatologización; el forzamiento del lenguaje hacia una supuesta exactitud, y ahora también hacia la corrección, como si fuera posible erradicar la maldad modificando el lenguaje; el intento de imponer una escucha sin interpretación como la modalidad que convendría a las relaciones sociales; o la pretensión del “yo soy lo que digo”, que abre al absolutismo de la creencia sin pruebas y la transparencia absoluta11.

Estas diferentes formas de rechazo del inconsciente tienen en común el propósito de obtener una palabra limpia de goce y un hablar que borra la enunciación y el goce de quien habla12. Lo que esta operación de limpieza de la lengua no parece contemplar es dónde conduce eso.

Quienes sí saben y hablan de eso, sorprendentemente, son algunos autistas, sobre todo quienes, a partir de la experiencia de un recorrido analítico, pueden testimoniar de lo que hablar quiere decir para cada uno, a partir de una posición poco común en relación a lo real del goce.

Uno de ellos, ya adulto, ha retomado sus encuentros con el analista al límite de “estallar” por las presiones de su entorno que, entusiasmado con la ideología de la inclusión y lo políticamente correcto, se desentiende de su decir.

Habla de la estafa que supone hablar cuando, tras las renuncias y el esfuerzo que le supuso consentir a la palabra, se encuentra con un mundo donde impera el equívoco y el malentendido. Dice el infierno que supone vivir rodeado del mediodecir y la inconsistencia, sobre todo si el Otro al que ha consentido intenta reducirlo a un cuerpo, separado de la función de la palabra, al que hay que ajustar a las normas13.

Dice también del anhelo de un mundo absolutamente transparente en el que leer el pensamiento del otro permitiría un acuerdo y una armonía totales. Un mundo todo verdad y bondad, en el que al hecho de ser “buena persona” le estaría garantizado que las cosas marcharan bien en la vida. Y reclama ¡un mundo sin interpretación!

Pero también dice saber que se trata de una solución dictatorial, autoritaria, una aspiración de dominio. Y se interroga sobre ello, lo que traduce su posición ética, por eso recurre al análisis, donde encuentra un lugar en el que la interpretación puede quedar suspendida de manera radical y puede hacer la experiencia de un decir que solo aspira, nada más y nada menos, a decir lo que quiere decir, porque para él se trata de eso. Un decir que por el momento le sirve como solución, precaria solución, para “no estallar” y que implica al cuerpo propio mediante suspiros, jadeos, exclamaciones, gruñidos. También mediante la escritura. Un decir que es un modo de gozar.

La enseñanza de Lacan permite mantener para todo parlêtre, sin necesidad de incluirlo en ninguna clase, la posibilidad de un recorrido analítico en el que puedan ocurrir transformaciones que Miller propone llamar mutaciones de goce14.

Se trata de dejar de lado la aspiración de anular el inconsciente y tomar la apuesta de Lacan por una orientación de la práctica analítica que merece subsistir como tal y que «sostiene el carácter incompleto de la empresa analítica para todo sujeto, en tanto garantiza que no todo está dicho» y «que queda un yo no sé irreductible»15. La cuestión es continuar en una relación de interés con ese “yo no sé”, proseguir la escritura de este imposible para “LOM”16.

La lengua ─la rebelde, la indomable─, dice Miller, es imperfecta. Permite «hablar para no decir nada, decir lo que no se sabe y más o menos lo que se sabe». De ahí el sueño de una lengua artificial en la que “lo falso se reconoce como lo que es y el sinsentido se desvanece”. Pero una lengua así, las que ya existen, “lejos de impedir hablar para no decir nada, no hace más que eso” y, ni puede ser hablada, ni sustituir a las llamadas lenguas naturales17.

 

Jesús Sebastián

jsebastianb@telefonica.net

 

Notas: 

  1. Miller J.-A., La fuga del sentido, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 10. Jacques-Alain Miller utiliza esta expresión para indicar la dirección en la que el psicoanálisis corre el riesgo de desaparecer.
  2. Alberti Ch., “Informe moral presentado en la Asamblea General Ordinaria de la AMP”, París, 28 de enero de 2023.
  3. Miller J.-A., Todo el mundo es loco, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 137.
  4. Lacan J., “Variantes de la cura tipo”, en Escritos 1, Siglo XXI, México, 2009, p. 318.
  5. Miller J.-A., Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 15.
  6. Ibid., p. 145.
  7. Lien puede traducirse como lazo o como vínculo.
  8. Alberti Ch., El lazo entre los que hablan, Conferencia en el Taller Clínico de Cochabamba, 17 de mayo de 2022, p. 5.
  9. Miller J.-A., Sutilezas analíticas, op, cit., pp. 15-16.
  10. En la clase del 2 de abril de 2008 del curso de Jacques-Alain Miller Todo el mundo es loco, Pierre-Gilles Gueguen presenta un interesante informe sobre este tema. En las pasadas Jornadas de la ELP, presentamos un breve análisis del documento “ESPAÑA 2050. Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo”, publicado por el Ministerio de la Presidencia del Gobierno de España en 2021, y de sus implicaciones para el psicoanálisis.
  11. Barbéris I., «Les mirages de l’autodéclaratif», en Dire, Ornicar ? n. º 56. Navarin, abril 2023, p.130.
  12. Miller J.-A., Sutilezas analíticas, op, cit., p. 56.
  13. Alberti Ch., El lazo entre los que hablan, op. cit., p. 3.
  14. Miller J.-A., Sutilezas analíticas, op. cit., p. 178.
  15. Miller J.-A., Sutilezas analíticas, op. cit., pp. 49-50 y 73.
  16. Laurent E., «Conjectures du savoir et désir de LOM», op. cit., p. 205.
  17. Miller J.-A., (1974) “Teoría de lalengua”, en Matemas 1, Manantial, Buenos Aires, 1987, pp. 65 y 66. También Fabián Fajnwaks “No habrá algoritmo que pueda programar al analista” en Enlaces On Line n.º 24, septiembre 2018, donde comenta el texto de Miller de 1978 “Algoritmos del psicoanálisis”.