Panza de burro

Voy a comentar lo que me produjo la lectura de Panza de burro.

Es el resultado de una canaria, la escritora Andrea Abreu y una vasca de nacimiento pero criada en Tenerife, Sabina Urraca, la editora “por un libro” como ella se nombra.

El libro, un objeto precioso, se inicia con una breve reseña sobre ambas en el mundo de la cultura, que me salté y retomé al final para saber quiénes eran estas dos mujeres que me llegaron tanto, que sabían tanto de aquello que ya escribiera Freud, que en su materia el artista siempre lo precede y más tarde Lacan lo retomara cuando dijera de Margueritte Duras: “resulta saber sin mí lo que yo enseño, Ud escribe sobre lo que yo hablo”.

El texto de Presentación, lo que habitualmente se llama Prólogo, ya ese cambio me interesó. Y tenía título. “Siéntese en esa silla plástica, misniños”. Me piqué y lo leí. No sé porqué, nunca lo hago. desde ahí ya me atrapó. Me sorprendió la decisión conjunta de “no poner glosario”, reivindicando, “clamando” dice, porque la literatura sea un fluido que se cuele en el cerebro” sin detenerse en “un tropezón lingüístico” ”Que se lea como se escucha una canción en un idioma extraño que el cerebro a fuerza de escucharla vaya desentrañando”.

Dice que “Panza de burro ”no es una historia que refleje el habla canaria, porque solo es el habla de un lugar concreto, de un barrio concreto, de dos niñas concretas, de cien viejas concretas”. Y así como ella, con “la extrañeza excitada de quien mira a un animal desconocido” transité por el cuento, una novela que como dice Sabina Urraca, “contamina”. ¿Y saben cómo termina esta presentación? Termina con un “¡Déjense envenenar, mis niños!”. ¡Conmigo lo logró!

De mi amiga y colega Josefa Rodríguez, presente aquí, escuché por primera vez la ternura del mi niña más allá de la edad y recuperaba eso en esta novela. La llamé entonces para comentarle que estaba leyendo este libro, que me tenía entusiasmada y aproveché para enviarle una lista de palabras, significantes, que desconocía para que me los tradujera. Hace poco descubrí que existe un diccionario de la lengua canaria.

Me pasé toda la lectura en la hiancia entre el significante y el significado. Y así me sentí como intuyo que se siente un niño cuando se inicia en la lengua, sin entender del todo cada palabra, emocionada, oyendo la canción de la historia, comprobando algo esencial, que el sentido aparece en el contexto de una frase, cuando ella acaba y que el sentido no importa mucho. Que lo que llega, lo que toca, lo que se transmite es otra cosa.

Acompañé a esas dos niñas en sus avatares humanos, el descubrimiento de la sexualidad, los deseos esperanzados de llegar al mar, celos, envidias, pasiones, secretos, complicidades y sobre todo amor.

Me enterneció Juanita Banana, reí con el ingenio de Isora para manejar el odio que sentía por su abuela, llamándola bitch, haciéndole creer que significaba abuela en inglés, con las influencias del turismo inglés en las palabras, los medio decires diciendo y los dichos, incomprendidos como ese ante el mal de ojo: “que dios lo bendiga de los pies a la barriga..”. ¿Y el resto? se pregunta la niña que nos cuenta. No hay mucho detalle del contexto pero podía verlas andar por los caminos y las casas, “el vulcán” como marcándolo todo, los perros “satos” a los que las mujeres no quieren y los tratan como les gustaría tratar a sus maridos, y el amor de esa niña hacia Isolda a quien le envidiaba todo, menos que perdiera a su madre. Sentí la miseria del ambiente en que vivían, casi podía oler los galanes de noche al atardecer y disfrutar de las buganvillas. Y lo curioso es que apenas hay descripciones, es ese acento canario de la lengua tan bien transmitido lo que crea y recrea el medio en el que viven.

Ya sabrán que hay un boletín digital de las Jornadas próximas, “Lo que hablar quiere decir”, se titula Decires y en muchas contribuciones, este libro volvía y volvía.

Abreu me mantuvo absorta en el relato tocando todo el tiempo mi división incurable, tocando lo real.

Marta Mora Roldán,
Socia de la Sede de Madrid
m.moral@gmail.com