Y ¿cuándo se agota el decir?: Resonancias más allá del sentido

Expondré por dónde me ha llevado, el título de estas Jornadas.

Me evoca el despliegue del análisis, que, comenzando con un síntoma que nos cuestiona, sea cual sea, incluido el “querer ser analista”, nos lleva a buscar, vía asociativa, lo que nuestro síntoma y otras f (I) quieren decir.

Y particularmente el despliegue que hace Freud de su sueño: “La inyección de Irma”. Asociaciones que Freud comparte con nosotros, en el que le vemos defenderse de su sentimiento de culpabilidad, eje central del sueño, en relación a la paciente, a sus colegas, a las diferentes mujeres importantes de su vida.

Sueño que finaliza con la fórmula de la Trimetilamina: “(cuya fórmula veo ante mi escrita con caracteres gruesos)” y añade: “Es probable también que la jeringa no estuviera limpia”1.

Cinco años más tarde, Freud escribe a su amigo Fliess el tras una visita a Bellevue, dónde tuvo este sueño. “¿Crees -le pregunta con cierto humor- que algún día se colocará en esa casa una placa, con la siguiente inscripción?: ‘En esta casa, el 24 julio 1895, le fue revelado al Dr. S. Freud el secreto de los sueños’’’. Podríamos decir que ya entonces, Freud supo que “le había sido revelado el secreto de los sueños”.

Dos momentos diferentes del sueño: El despliegue, asociaciones, vueltas respecto a sus colegas. Y el momento en que se encuentra con la fórmula de la Trimetilamina y con el añadido: “Es probable que la jeringa no estuviera limpia”.

En el Capítulo XIII del S. 2, Lacan se pregunta: “¿Cómo es posible que Freud, quien más adelante desarrollará la función del deseo inconsciente, se limite a presentar, como primer paso de su demostración un sueño enteramente explicado por la satisfacción de un deseo que sólo podemos llamar preconsciente, e incluso completamente consciente?”2.

Y responde: “A primera vista, podría decirse que aún no se ha dado el paso decisivo,

pero si Freud considera este sueño como el sueño de los sueños, es porque siente haber dado ese paso, y demuestra con creces después de su exposición que efectivamente lo dio”3.

En este capítulo, sitúa el punto de la angustia del sueño y se pregunta por qué Freud no se despierta.

Sigue el hilo del trío de mujeres y de tríos de hombres, que invito a leer.

En la segunda parte con la fórmula de la trimetilamina añade: “Es un Freud que ha atravesado ese momento de angustia capital en que su yo se identificó. (…) Este sueño nos revela pues lo siguiente: lo que está en juego en la función del sueño se encuentra más allá del ego, lo que en el sujeto es del sujeto y no es el sujeto, es el inconsciente”4.

En el capítulo XIV se plantea qué sucede en el momento en el que el sueño alcanza su primer momento culminante y responde: “Las relaciones del sujeto cambian por completo: ya no hay un Freud, ya no hay nadie que pueda decir yo (je). Es, a todas luces, una descompensación imaginaria5.

“En la medida en que un sueño llega tan lejos como puede hacerlo en el orden de la angustia y en que se vive una aproximación a lo real último, asistimos a esa descomposición imaginaria que no es sino la revelación de las componentes normales de la percepción”6.

Al final del capítulo dice de Freud: “Cuando interpreta este sueño, se dirige a nosotros. Mientras nos habla-algo que es al mismo tiempo él y ya no lo es: Soy aquel que quiere ser perdonado por haber osado empezar a curar a estos enfermos, a quienes hasta hoy no se quería comprender y se desechaba curar. Soy quien quiere ser perdonado por esto. (…) no quiere ser culpable, porque siempre es ser culpable transgredir un límite hasta entonces impuesto a la actividad humana. (…) Mi ambición fue superior a mí. La jeringa estaba sucia. Y en la medida en que lo he deseado en demasía, en que he participado en esa acción y quise ser el creador, no soy el creador. Él es alguien superior a mí. Es mi inconsciente, esa palabra que habla de mí, más allá de mí. Este es el sentido de este sueño”7.

Lacan vuelve a la lectura de este sueño en las Jornadas de carteles, 1975. En respuesta a Marcel Ritter a su pregunta por lo Unerkannt, vuelve a Freud: En este párrafo, que está el capítulo VII de la I. de los sueños, Freud utiliza el término “ombligo del sueño” que ya había mencionado en el capítulo II, cuando analiza su sueño “La inyección de Irma”: “Sospecho que la interpretación de este fragmento no avanzó lo suficiente para desentrañar todo su sentido oculto. Todo sueño tiene por lo menos un lugar en el cual es insondable, un ombligo por el que se conecta con lo no conocido [Unerkannt]”8.

M. Ritter, integrante del cartel de Estrasburgo sobre La interpretación de los sueños, intervino: “Entonces, la pregunta que me hago es si en este Unerkannt, en este no reconocido indicado por este ovillo de pensamientos, no podemos ver lo real, algo ante lo cual, finalmente, el sueño en tanto que red se detiene no puede ir más lejos. Y me hago también la pregunta: ¿de qué real se trata? ¿Es lo real pulsional?”9.

Lacan le responde: “Creo que aquello ante lo cual Freud se detiene, en cuanto ombligo del sueño, puesto que es a ese propósito que emplea el término Unnerkant, no reconocido, es de aquello que designa expresamente en otro lugar como Urverdrängt (…) La relación con este Urverdrängt, de este reprimido original, (…) creo que es a aquello a lo que Freud vuelve a propósito de lo que ha sido traducido, muy literalmente, como ombligo del sueño. Es un agujero, es algo que es el límite del análisis. (…) No es por nada que pone en juego la función del ombligo. (…) En el campo de la palabra, hay algo que es imposible reconocer. De manera que el Un tiene ahí un valor diferente. El Un designa, hablando con propiedad, la imposibilidad, el límite. (…) No es simplemente una cuestión de hecho, es una cuestión de imposibilidad. (…) Es el sentido del Un en el término que designa en alemán lo imposible. Es del Unmöglich de lo que se trata; eso no puede ni decirse ni escribirse”10.

Diría que en el mismo sueño de Freud hay un más allá de las palabras, se encuentra con la fórmula de la trimetilamina: Es decir, se trata de la reducción a letras y números, tres tríos de tres tríos.

¿No os parece que ya en ese momento hay una anticipación, una “revelación” de lo imposible de decir, del límite, del ombligo del sueño, del Unerkannt, del Unmöglich, de las diferentes maneras en que Freud nos transmitió el límite a decir?

Y ¿qué hacer cuando uno llega a ese punto en su análisis?

Diría que es lo que nos transmiten los AE en la experiencia del pase. A Freud le costó 5 años contarle a Fliess, lo que supo que sabía.

¿Qué hacer cada uno con ese resto?

Puesto que no se trata de hacer del Pase, un “para todos”, creo que requiere la invención de cada uno, uno sólo.

 

Elena Usobiaga,
psicoanalista en Bilbao,
elenausobiagasayes@gmail.com

 

Notas:

  1. Freud S., “La interpretación de los sueños (1900 [1899])”, Obras Completas IV, Amorrortu, Buenos Aires, 1076, p. 129.
  2. Lacan J., El Seminario, libro 2, El Yo en la Teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica, Paidós, Barcelona, 1983, p. 231.
  3. Ibid.
  4. Ibid., p. 241.
  5. Ibid., p. 251.
  6. Ibid., p. 253.
  7. Ibid., p. 259.
  8. Lacan J., “El ombligo del sueño es un agujero. Jacques Lacan responde a una pregunta de Marcel Ritter”, Freudiana 87, Barcelona, 2019, p. 97.
  9. Cf. Ibid, p. 98.
  10. Cf. Ibid, pp. 98, 99, 100.