De la metáfora del Lenguaje a la ex-istencia del decir
“Debería decir que uno dicepone, que se tiene que decir.
(…) no hay más que fabricación.
Esto implica que se elige hablar la lengua que efectivamente se habla.
(…) a fin de cuentas, esta lengua se crea. Se crea una lengua en la medida
en que en cualquier momento se le da un sentido (…). Ella está viva en la
medida en que a cada instante se la crea. Por eso no hay inconsciente
colectivo. Sólo inconscientes particulares, en la medida en que cada uno,
a cada instante, da un retoquecito a la lengua que habla.
Luego, se trata para mí de saber si no sé lo que digo como verdadero.
Decir que lo real es un sinthome, el mío, no impide que la energética
(…) lo sea menos. (…) es una exigencia (…) preestablecida”1.
Fabricación, se crea, retoquecito, son los significantes en esta cita que apuntan al Uno en el que Lacan concluye, el Uno del sinthome. Es el producto de un seminario en el que Lacan descarta toda posibilidad de un inconsciente colectivo, que atribuiría a lo simbólico un garante universal. Es lo que dirá en “La Tercera” cuando se separa del diocir de Descartes -condensación de Dios y decir, que “hace que la verdad sea”2.
Lacan se pregunta, no si lo que dice es verdadero -ya en El Seminario, Libro 20 había explicado que la verdad sólo se puede decir a medias- sino si sabe o no lo que dice como verdadero; es decir, lo que dice de lo real. Se responde que ese real es su sinthome. Es su propia manera de llevar a su grado de simbolismo, al segundo grado, la elucubración freudiana del inconsciente. Compara a continuación lo real, su invención, con la energética freudiana. Dice que no sólo la energética es una exigencia preestablecida que se le impone a Freud; a Lacan se le impone lo real, que define como un órgano – no carnal- por el cual imaginario y simbólico están anudados; es decir, permite que cosas que son muy diferentes entre sí se puedan mantener juntas. Esa es su invención. Y dice que “Reducir esta respuesta a ser sintomática es también reducir toda invención al sinthome”3.
Considero importante esta cita porque me parece que señala un punto de capitón crucial en la enseñanza de Lacan. De alguna manera implica un après-coup en el que Lacan concluye su elaboración sobre la pregunta freudiana del saber inconsciente y responde con su propia invención. Pero es una invención que llega tras todo un recorrido que inicia con su retorno a Freud, en concreto en El Seminario, Libro 24, en el que vuelve a los orígenes de la teoría freudiana sobre el aparato psíquico para, en este Seminario, Libro 23, remplazar aquella “metáfora” inicial -de una red energética de las huellas mnémicas impresas en el sistema nervioso- por “la metáfora de la cadena borromea”5, nueva escritura de lo real.
Vemos cómo se sirve del padre del psicoanálisis para ir más allá de él y frente al sentido de la rememoración, Lacan introduce lalengua como el decir más singular y sin-sentido, propio del parlêtre. Así, el sentido creado por la lengua al que se alude en la cita se refiere al sentido hacia el que interesa apuntar en el análisis. Se trata de leer, en lo que se dice, el agujero de lo real: que no existe Otro del Otro.
Personalmente, haber escogido esta cita en concreto, frente a otras aparentemente menos complejas para mí, me ha servido para no detenerme ante el no entender su significado y preguntarme sobre qué quería decir Lacan ahí, qué nos transmite. Ponerme al trabajo, superando el obstáculo del sentido, me ha permitido captar la brújula de lo real a la que también apunta el título de nuestras próximas Jornadas, “Lo que hablar quiere decir”.
Begoña Conde,
Socia de la Sede de Vigo.
Notas:
- Lacan J., El Seminario, libro 23, El sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006, pp. 130-131. ↑
- Lacan J., “La tercera”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 77. ↑
- Lacan J., El Seminario, libro 23, op. cit., p. 130. ↑
- Lacan J., El Seminario, Libro 2, Paidós, Buenos Aires, 2019, pp. 123-187. ↑
- Lacan J., El Seminario, Libro 23, op. cit., p. 128. ↑