Lo que se dice y lo que el otro escucha

El tema de las próximas Jornadas de la ELP bajo el epígrafe “Lo que hablar quiere decir”1, es un asunto que interesó a Lacan desde sus comienzos.

Lacan citando a Montaigne dirá que “la palabra es mitad de quien la dice, mitad de quien la escucha. Usted puede saber lo que dijo, pero nunca lo que el otro escuchó”. Frase que me gustó tanto -que a pesar de no haber podido encontrar en cuál de sus escritos o seminarios la pronunció- elegí para comentar. Quizás haya incluso alguien que al leer lo que escribo pueda informarme dónde figura. Estaré muy agradecida.

Lacan en Juventud de Gide, refiriéndose a Jean Delay dice “no evoca aquí en vano a Montaigne y su modo de dirigirse a otro por venir, desde ese privado en que renuncia a distinguir lo que será para otro el significante”2. Sin ser exactamente la misma cita, recuerda sin duda por sus resonancias a la primera.

Si desgranamos la frase, y analizamos la primera cuestión Usted podrá saber lo que dijo, eso es posible si pensamos al sujeto como sujeto del enunciado, pero siendo sujetos de la enunciación, no somos dueños de lo que el yo enuncia. No siempre el parlêtre sabe lo que dice, y algunas veces dice aquello que no quería decir. Queda capturado en las redes del lenguaje. Pero en esta ocasión a Lacan le interesa que, más allá de que al sujeto se le escape su propia enunciación, se encontrará además con que lo que el otro oye es opaco.

Entre lo que se quiere decir, se dice y el otro interpreta hay un sinfín de posibilidades para dar lugar al malentendido. “Malentendido que no es accidental, ni contingente, sino que es estructural” nos dice Miller en Elucidación de Lacan3.

En relación a la segunda parte de la frase pero nunca lo que el otro escuchó, efectivamente nunca sabemos que dichos han impactado al otro, ha atrapado de manera contingente. Es decir, se trata de constatar la resonancia, los impactos que los significantes han operado en el cuerpo. Dependerá “de la manera en que la lengua fue hablada y también escuchada por tal o cual en su particularidad” tal como lo explicita Lacan en su Conferencia en Ginebra sobre el síntoma4.

Por la propia estructura de la palabra, lo que uno quiere decir es decidido no por el sujeto que habla, sino por el que escucha. El lenguaje hace del ser hablante un sujeto dividido siempre entre enunciado y enunciación.

Ahora bien, a partir de los años setenta, irá reformulando su concepción del enunciado y la enunciación. Formulación sostenida en su primera enseñanza y plasmada en el grafo del deseo. En el Seminario 20 Aún,-seminario que es la puerta de entrada a su última enseñanza- introduce la expresión el lenguaje, aparato del goce, para elucidar su definición del inconsciente estructurado como un lenguaje, desde el campo del goce. Es decir, hay un pasaje de la lógica del significante a la perspectiva del goce. Y en relación al tema de referencia, enunciado-enunciación, dirá en este mismo Seminario que “distinguir la dimensión del significante cobra relieve sólo si se postula que lo que se oye no tiene ninguna relación con lo que significa”5.

Mirta García Iglesias,
Psicoanalista en Madrid
mirgarciaiglesias@gmail.com

 

Notas:

  1. Larena P., Meyer C., “Lo que hablar quiere decir”.
  2. Lacan J., “Juventud de Gide”, Escritos 2, Siglo XXI, México 1993, p. 724.
  3. Miller J.-A., “El malentendido”, Elucidación de Lacan, Paidós, Buenos Aires, 1998, p. 28.
  4. Lacan J., “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, Intervenciones y textos 2, Manantial, Buenos Aires, 1998, p. 126.
  5. Lacan J., Seminario 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 1998, p. 40.