Entrevista a Nacho Angulo

¿Qué te sugiere el título de las XXII Jornadas de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis “Lo que hablar quiere decir”? ¿Cómo lo relacionas con tu trabajo de artista?

El título me hace preguntarme: “¿Qué se dice cuando se habla?”. Podemos afirmar que se dice lo que se quiere decir, pero, además, se dice, sobre todo, lo que no se quiere decir. También en el hablar hay un intento permanente de decir lo que no se puede decir.

En el decir siempre pienso que me quedo “corto”. La palabra puede llegar a decir cosas muy importantes, pero también hay cosas que no se pueden decir con la palabra. Entre otras razones, yo pinto por eso, porque no pinto con palabras. Con la palabra aparece un límite a partir del cual surge el pintor. Con la pintura trato de decir algo que está más allá del hecho de decir.

Desde niño ya pintaba y veía pintura de otros, ya que mi padre era coleccionista. El pintor Martin Sáez, amigo de mis padres, me enseñó a pintar al óleo sobre un soporte plano. Más adelante, realice estudios de arquitectura donde aprendí nuevas cosas que luego utilizaría en mi obra pictórica. No pude seguir estudiando arquitectura, ya que deseaba dedicarme a la pintura, y eso requería una entrega total.

Mis primeras pinturas eran figurativas. Figuras humanas normalmente. Eran obras muy expresionistas, desgarradoras, cargadas de un “no atreverme a matarme”. Cargadas también de un “no atreverme a matar la pintura que hacía”.

Esa pintura acabó y apareció entonces, una pintura abstracta y geométrica sobre un soporte plano y ortogonal.

Más adelante, un cuestionamiento de esa última pintura me llevo a trabajar con madera de contrachapado. Desde entonces, hago pinturas construidas con madera. Ahora también han aparecido nuevas cosas en mi trabajo, por ejemplo, los mapas. Su forma es muy inspiradora para mí y es también mi manera de vincular mi trabajo al mundo al que pertenezco, a la historia, a la actualidad. Por ejemplo, trabajo con el mapa de Europa, lo giro, lo deformo, lo agujereo, me dejo llevar por las nuevas formas que aparecen.

Las técnicas que empleo son muy laboriosas, obsesivamente laboriosas. Necesito el exceso en el hacer, este exceso es mi respuesta al límite del decir.

La obsesión no es si pinto o no pinto. La obsesión es acerca de “cómo es aquello que quiero pintar”, cómo hacer con ese empuje que me lleva a crear obras.

Hablar de pintura, se puede, pero, como en la vida, una cosa es la pintura, crearla o dejarse tocar por ella al contemplarla, y otra cosa muy distinta es hablar de la pintura. Yo me siento comprometido sobre todo con el hacer pintura y el dejarme tocar por la pintura de otros.

Web: nachoangulocom.wordpress.com

Instagram: @nacho__angulo

 

Graciela Sobral
Psicoanalista en Madrid
grasobral@gmail.com