Expresión

El título de nuestras jornadas establece la distinción, la diferencia, entre hablar y decir. No se corresponden mutuamente, lo uno sobrepasa a lo otro, y viceversa.

En esta discontinuidad podemos situar una cuestión que, por todos lados, está presente como una necesidad, a veces imperiosa, la necesidad de expresión. Acordemos en que por expresión se quiere señalar una forma de manifestación de la subjetividad por medios distintos del lenguaje y la palabra. O incluso, en el caso de que sea por estos medios, la subjetividad se manifieste de manera directa.

El territorio de las artes, del que se ocupa Sottovoce, es, si exceptuamos la literatura y el teatro, aquel en donde parecería más propicio para las variadas expresiones por fuera de las palabras.

Entre ellas, la música ocupa un lugar especial y quizás privilegiado, en la medida en que, incluso en el canto, si descontamos el significado de los poemas o letras que se pronuncian, no entrega un significado. Produce, como las demás artes, placer, o displacer, estético, asombro o perplejidad; puede evocar situaciones, encuentros, paisajes, tiempos, pero las notas y su articulación, más o menos compleja, no están vinculadas a ninguna significación. Carecen de referente.

Quizás precisamente por ello tenemos la idea de que lo que expresa la música es algo más profundo, primigenio, que lo que se pueda expresar por otros medios: “En un primer momento (…) afloro un lenguaje no verbal, un estadio pre-lingüístico y, por decirlo de algún modo, musical”1. O bien la música es “un pensamiento que es musical antes de poderse concebir en el sentido lógico-lingüístico”2.

El romanticismo ha consagrado, hasta nuestros días, esta idea. Según Novalis, “toda proposición universal indeterminada tiene algo de musical”3. Frase que no deja de evocar el imperativo kantiano, dada, además, la contemporaneidad de Novalis con Kant. La música, un pensamiento que escapa a la determinación que el lenguaje impone.

Por ello sorprende, con agrado para mí, la afirmación de un músico, un bluesman en un sentido amplio de este término, que además es lo que se llama por aquí, un cantautor, un creador de versos para sus canciones. Joe Henry en un exquisito concierto que nos ofreció hace unos días en Bilbao, dijo entre canción y canción, que no quería expresar nada, que no quería decir nada al componer, y que, en todo caso, a veces descubría algo, encontraba algo nuevo, al hacerlo. ¿Cómo no pensar en lo que hablar quiere decir? Lo que alguien puede encontrar, descubrir, en un análisis es o puede ser, de un orden distinto a lo que se quiere decir al hablar.

Luis Alba,
Psicoanalista en Bilbao,
luis.alba@icloud.com

 

Notas:

  1. Andrés R., Filosofía y consuelo de la música, Acantilado, Barcelona, 2020, p. 25.
  2. Trías E., El canto de las sirenas, Galaxia Gutemberg, Barcelona 2007, p. 923.
  3. De Azúa F., El arte del futuro, Debate, Barcelona, 2022, p. 25