¿Qué se dice sobre lo escrito y por qué se escribe?
Me pregunto si lo escrito conserva lo dicho dejándolo quieto para poder decir algo acerca de él, o si es principalmente el instante en que el lector se descubre a través de lo que lee. Imagino ambas escenas, dirigidas una al goce de un saber que queda en la memoria y otra espontánea generando el placer inmediato del descubrimiento literario.
El goce del escritor apunta al goce del lector y del oyente, mirada o voz, según se quiera comunicar. Está también la marca de la época, con su goce instantáneo empujado por el panóptico. Lo audiovisual de las pantallas pretendiendo un goce total al escribir unas frases para el bronce , en muros de plataformas que se las apropian.
Sobre lo que tiene que ver con la transmisión vía la palabra, de si surge espontánea desde la poesía, o si es llevada a un público como la que se lee en un discurso, hay diferencias radicales. En sus orígenes la poesía ha sido escuchada desde el recitar, por la voz del poeta mismo. A lo largo de la historia, se va privilegiando su lectura a través de textos. El silencio otorga valor a lo primero, sagrado silencio señalado como punto de llegada en las culturas mesoamericanas.
Contenido y forma poética tomados del paisaje y sus ingredientes, a través de los cuales se cocina la obra. Paisaje nada estático, que toca lo imaginado donde ‘Hay o no Hay’. Tres registros presentes, Real del cuerpo escribiente, e Imaginario que lo precede y sucede, mediante el movimiento generado por lo Simbólico, con sus marcas singulares en el Cuerpo, trazadas a partir de un vacío, a partir de un bosquejo primario de lo que en éste va siendo dibujado. Lo que se diga sobre lo escrito importará en la medida que genere resonancia en el lector y tal vez algún punto de encuentro más allá de un puro semblante anunciado en la portada.
Verónica Garay Moffat,
Poeta
psicosaludvg@gmail.com