“No piensan que las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir”1

En la clase inaugural del Seminario 23, El Sinthome, Jacques Lacan nos precisa que una segunda etapa del control consiste en “jugar con ese equívoco que podría liberar el sinthome2. Que “la interpretación opera únicamente por el equívoco. Es preciso que haya algo en el significante que resuene”3.

Entonces, nos introduce los términos de equívoco, resonancia, decir, cuerpo, pulsión y sinthome. Es toda una provocación dirigida a los psicoanalistas ingleses a los que llama filósofos. Ellos “No piensan que las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir”4.

Pulsión

Podríamos comenzar por el concepto de pulsión, Freud lo define como “un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal”5.

La pulsión es un concepto fronterizo porque dibuja un litoral entre dos superficies de consistencias dispares, la trabazón del cuerpo por un lado y lo anímico por el otro. Por un lado, se compone de un representante psíquico, una Vorstellungsrepräsentanz, pero además lleva consigo un monto de afecto, Affektbetrag. Entonces, se trata de una instancia híbrida entre significante y afecto.

Nos lo elucida Lacan con las fórmulas de alienación y separación. En este caso el S1, rasgo unario, un significante solo hace existir al sujeto y a la vez lo barra, produce un vacío de significación. Significación que perseguirá en un S2 para hacer cadena. En la separación, momento en el que el S1 se desprende, deja un agujero. Esta falta se positiva como objeto a.

Entonces, tenemos la vertiente significante (S1) y la vertiente del objeto (a) monto de afecto. Lacan escribe la pulsión de esta manera ($<>D), intersección de la falta entre el sujeto barrado y el Otro, descrito aquí como Demanda. Siguiendo con la misma distinción podríamos asignar el objeto a al matema de la pulsión ($<>D) y S1 quedaría para otro matema que lo acompaña en el piso superior del grafo del deseo S (Ⱥ).

Decir

Tiene que ver con fragmentos de la lengua que impactaron en el cuerpo y produjeron una marca, un vaciado. Una lluvia de S unos que golpearon el cuerpo del infans, algunos calaron y otros no. La marca que deja en el cuerpo, puede reducirse a los agujeros corporales, pero como bien dice Freud, el cuerpo entero podría volverse una zona erógena. Digamos que lo pulsional se formaliza cuando el infans pasa a través de los desfiladeros de la demanda del Otro. Los decires del Otro darán el marco a lo pulsional. Entonces, el eco de estos decires resuena en el cuerpo a modo de pulsión. Se trata de una resonancia en ese litoral entre significante y goce.

Interpretación

¿Cómo se desenreda esto? La propuesta de Lacan es jugar con el equívoco para liberar el sinthome. No es la vía de la interpretación a través del sentido y de la verdad, sino de la resonancia y del equívoco. Porque en lo pulsional existe algo de lo que no puede decirse, el indecible. Lo vemos en la parte superior del grafo del deseo:

S (Ⱥ) ® ($<>D). Hay algo en el decir sobre lo pulsional que se agota. Y precisamente es el significante que falta en el Otro S (Ⱥ) que hará de punto de capitonado de la pulsión6. Entonces, al no poder decirse se escribe como letra, como letra de goce. Letra escrita en el cuerpo que reacomode la resonancia en el litoral pulsional. De esta manera el síntoma llevado a su hueso deviene en sinthome liberado, que incluye su resto pulsional.

 

Notas:

  1. Lacan, J., El Seminario, libro 23, El Sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 18.
  2. Ibid., p. 18.
  3. Ibid., p. 18.
  4. Ibid., p. 18.
  5. Freud, S., “Pulsiones y destinos de pulsión”, Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 2013, p. 117.
  6. CF. Miller, J.-A., “Itinerario de Lacan”, Freudiana nº 72, 2014, p. 14